28/06/2013

CAMBIANDO DE WINDOWS 7 A UBUNTU 12.04 LTS. PASO 1: Instalación y primeras impresiones

Llevo algo más de una semana siendo usuario de Ubuntu 12.04 LTS y voy a compartir mis experiencias y sensaciones con este sistema operativo libre, como siempre desde el punto de vista de usuario medio, nada experto en ningún tema informático. Por tanto este artículo está enfocado a usuarios como yo, a los expertos les sonará todo a conversación de parvulario.

ordenador portátil Acer Aspire
La instalación de Ubuntu 12.04 la he realizado en el siguiente ordenador:
Acer Aspire 5742G
Intel Core i5 CPU M 480 @ 2.67GHz × 4
4 GB de RAM
Gráfica ATI Mobility Radeon HD 5470

Hace unos meses comencé a interesarme por el uso de Linux, tal vez algo cansado de Windows y buscando probar cosas nuevas. Hasta ese momento Linux era para mi algo así como un ente extraño, un sistema alternativo para informáticos locos y para el cual era necesario tener amplios conocimientos de cara a su uso y disfrute, además de tener la sensación de ser un sistema que presentaba complicaciones de compatibilidad con las aplicaciones que habitualmente uso. En la práctica las cosas son, al menos a día de hoy, bastante distintas.

logotipo de UbuntuLa decisión real de probar Linux en alguna de sus distribuciones se dio tras estar usando Ubuntu Server a través de máquina virtual en la asignatura de Sistemas Operativos. Lo hicimos primero sin interfaz gráfica, lanzando comandos desde consola, y finalmente instalamos el entorno gráfico del paquete gnome, creo que su nombre técnico es gnome-Shell. Aunque no lo probamos demasiado la impresión que me causó fue bastante positiva así que, una vez terminado el curso y alejado el peligro de quedarme sin ordenador en plena recta final académica, entré en la web de Ubuntu y comencé a ver las opciones que se ofrecen. La elección de Ubuntu y no otra distribución de Linux fue bastante arbitraria, habíamos usado Ubuntu Server en clase, conocía a Canonical (responsables de Ubuntu) de otras cosas (su SO para smartphones), así que para simplemente probar no me hacía falta buscar más. Eso sí, para funcionar con Ubuntu es importante que no te asuste el inglés porque aunque puede elegirse el español como idioma lo cierto es que ni todas las aplicaciones están en castellano ni el sistema operativo está traducido al 100%, generalmente sí lo está pero multitud de ventanas y botones siguen en inglés. Eso sí, el teclado español funciona perfectamente.


Instalación

De cara a la versión de Ubuntu a descargar había dos primeras opciones: la versión Ubuntu 12.04 LST que se ofrecía como más estable y con soporte asegurado para cinco años o algo por el estilo y la versión 13.04, con más funcionalidades pero con menor garantía de estabilidad y solo nueve meses de soporte. No tuve dudas, fui a por la 12.04. Elegí además la versión de 64 bits por ser mi Windows de 64 bits pero ni idea de si estaba haciendo lo correcto o no. Así pues descargué la ISO de Ubuntu a mi ordenador (unos 700 megas).

En cuanto a la instalación en sí existen tres caminos: crearte un USBde arranque, crearte un DVD de arranque o, para Windows, uso del asistente de instalación Wubi. Las dos primeras opciones sirven tanto para instalar Ubuntu como para usar el sistema sin necesidad de instalarlo dejándolo alojado externamente en el USB o el DVD. La tercera opción es para instalar Ubuntu en un ordenador con Windows en el que queremos que convivan ambos SOs pudiendo elegir en cada arranque cuál queremos usar.


pantalla de inicio y carga de Ubuntu 12.04


Primero me creé el USB de arranque para probar Ubuntu sin necesidad de instalarlo realmente en mi ordenador. Únicamente hay que seguir las instrucciones de la web, la creación es automática. Una vez hecho ésto lo que tuve que hacer fue entrar en la BIOS de mi ordenador (botón F2 cuando aparece el logo de Acer en el arranque) y cambiar el orden de los dispositivos de arranque de la máquina, se coloca el USB como primera opción, por delante del disco duro, y ya está, cada vez que se arranca la máquina busca el USB indicado y si lo encuentra arranca de ahí, si no lo encuentra porque no está conectado arranca como siempre tirando de disco duro. Una vez que arranca nos da la opción de instalar o de probar Ubuntu, elegimos probar y se ejecuta el sistema operativo virtualmente en nuestro USB, sin tocar ninguna configuración “interna” del ordenador. Si queremos además conservar datos o cambios de configuraciones durante las distintas veces que lo usemos, deberemos, a la hora de crear el USB Ubuntu, darle capacidad a la opción de persistencia (no tengo ni idea de si ésta memoria se crea en el USB o en el propio disco duro del ordenador).

Tras un par de ratos probándolo superficialmente (sin instalar nada, sólo navegando y comprobando fucionamiento básico) con resultados aceptables, me lancé a instalarlo. Para ello intenté la opción de instalar que se me ofrecía desde el propio arranque con el USB, pero el resultado fue un pantallazo negro y reinicio del equipo. Traté de hacer lo mismo mediante un DVD así que me creé uno y elegí la misma opción de instalación. Nuevo pantallazo negro y reinicio. Algo preocupado, y sin gustarme del todo la opción, recurrí a Wubi. No quería usar esta opción porque no deja de ser un asistente básico de instalación, que no te deja control sobre todas las fases de la misma (como vi que ocurría en tutoriales de Youtube). Pero el caso es que funcionó perfectamente. Ya tenía Ubuntu en mi ordenador habiendo conservado además Windows 7. Ahora durante el arranque podía elegir entre ambos.


pantalla de selección de Windows Vista o Ubuntu





escritorio principal de Ubuntu 12.04


Primeras impresiones

Lo primero que me llamó la atención de Ubuntu 12.04 LTS, con su interfaz gráfica Unity, es que el aspecto gráfico está muy cuidado. No en vano recuerda en muchos detalles a OSX de Apple: la barra negra superior con las opciones básicas de batería, WiFi, volumen, etc.; la disposición de botones y acabado de las ventanas con la muestra de unidades conectadas y el botón de expulsión al lado;


Ventana del gestor de archivos de Ubuntu 12.04


el menú Settings; el despliegue de apps con iconos grandes sobre fondo transparente con desenfoque idéntico al launchpad de OSX;


Apariencia del lanzador de aplicaciones de Ubuntu 12.04


la necesidad de autentificación de administrador cada vez que quieres modificar o instalar algo; las animaciones de las aplicaciones cuando las ejecutas y un montón más de detalles. Personalmente me ha parecido gráficamente sobresaliente, desconozco si OSX se parece a Unity o si Unity se parece a OSX (la interfaz gnome-shell que ya conocía también era muy Apple) pero el caso es que Ubuntu 12.04 consigue un aspecto muy amigable y visualmente agradable. Al mismo tiempo Linux destaca por ser totalmente configurable en todos los aspectos que te puedas imaginar así que si algo no te gusta busca cómo cambiarlo porque seguro que se puede.


También me llamó mucho la atención lo sencillo que fue conectarme a mi red WiFi, fue el primer trámite real que tuve que realizar y funcionó directamente, sin más complicación que elegir la red e introducir la clave. Puede sonar algo exagerado pero tras haber conocido Linux a través de la consola de comandos siempre es satisfactorio que las cosas simplemente funcionen pinchando un icono.


Ventana de opciones de configuración de Ubuntu 12.04



Otro detalle llamativo desde el principio es la compatibilidad total de opciones de teclado, no ya que el borrar borre y el teclado numérico de mi portátil funcione sin más, hablo de opciones avanzadas del teclado de Acer en las que se involucra la tecla Fn (ir a modo reposo Fn+F4, activar o desactivar WiFi con Fn+F3, subir y bajar volumen y brillo con Fn+teclas de dirección, etc.) así como otras opciones que había en Windows como Alt+Tabulador para cambiar entre aplicaciones en segundo plano. Sin embargo un detalle que me tiene algo contrariado es el hecho de que no se indique si tienes seleccionadas las mayúsculas. Cuando lo haces no hay señal de confirmación, al igual que cuando des-seleccionas la opción, el caso es que te ves escribiendo passwords sin saber si lo estás haciendo correctamente por este hecho. Detalle menor en cualquier caso y que seguro que tiene solución.

Aunque me alegró ver que el funcionamiento básico con los archivos es el clásico arrastrar y soltar iconos, seguramente lo que más me llamó la atención fue lo estable del sistema y en general lo cuidado que está todo, siendo como es totalmente gratuito. Las cosas son fáciles de encontrar, me parece que el sentido común está más aplicado que en Windows y ni un cuelgue, ni un pantallazo negro con patada fuera....las primeras impresiones eran inmejorables y más o menos hasta aquí llegaron.


No todo podía ser bonito y los primeros problemas comenzaron a presentarse. Ubuntu tal cual, recién instalado, es un sistema operativo lento, muy lento incluso, que gestiona aparentemente mal la multitarea (si haces más de una cosa a la vez comienzan los lags, las congelaciones de pantalla, etc. aunque hasta ahora absolutamente siempre se ha acabado recuperando, lo cual habla bien de los cimientos del sistema), puedes desesperarte mientras abre una aplicación o cuando tratas de que salga del modo reposo o si tratas de, por ejemplo, consultar internet mientras se instala un programa. Es decir, tratar de hacer varias cosas a la vez se convertía en algo agobiantemente lento. Esto no me cuadraba ya que con mis 4GB de RAM, y mi decente Intel i5, creía que el sistema debía tener mucho mejor rendimiento del que estaba mostrando así que, googleando, inmediatamente me encontré con esa segunda fase que implica la instalación de Ubuntu: la optimización. Pero de ello, de qué he optimizado y cómo, hablaré en la siguiente entrada sobre Ubuntu.

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